DIVULGACIÓN DE PROTESTA
Por: Andrés Tous
Entender cortometrajes como Oiga Vea, (Luis Ospina, Carlos Mayolo, 1971), es hablar de los movimientos sociales y políticos que han surgido desde hace décadas en Colombia. Aunque, también, en Latinoamérica. Este es un mensaje directo y una crítica a un sistema, a una dirigencia que lleva un rumbo acertado en olvidar a una sociedad que es olvidada.
Esta narrativa como protesta al desarrollo de los VI juegos panamericanos que se realizaron en Cali en 1971, en contraposición a un cine oficial con respecto al otro cine (este documental). En ello vemos una plusvalía en que con una composición natural del relato observamos una sociedad desmejorada y frágil ante un gobierno que da la intención de “mostrar” lo “bueno”, el “desarrollo” de “otra” sociedad aparente y surrealista.
Las entrevistas a los que no “pueden”, son un argumento más para la atmósfera de época que se vivió y se vive aún en nuestros días. La línea férrea que se registra a cámara en mano es una división clara de clases y de ideales, imagino una división de partidos y definiciones. Comparo este cortometraje con la cinta reciente, el Joker (Todd Phillips, 2019), ambas hablan y hacen protesta a un grupo determinado de gente, ambas tienen u
n discurso político y un mensaje social, Ambas también manifiesta el antiguo discurso humano de lo bueno y lo malo, de derecha o izquierda, de pensamiento fascista o de liberalismo, es casi un discurso de anarquía en donde la premisa es: El sistema no sirve hay que cambiarlo. Todos nuestros relatos, (relatos de la humanidad), en su mayoría hablan de la retórica de un discurso, así como en el Joker, Arthur Fleck ve en el sistema y la sociedad un enemigo (ver escena del show donde el personaje muestra esta acotación), en Oiga Vea se expone de igual manera a otro sistema de gobierno y social mal manejado y dirigido. En los países de este mundo, se ve las divisiones representadas en colores, no solo en razas. Los colores como el azul y rojo son los más utilizados y asociados a la derecha e izquierda respectivamente; Partidos conservadores, Partidos Liberales; aunque en ocasiones distintas las representaciones del color cambian según la ideología política y cambia cuando dicho pensamiento radical se va por una vertiente más al centro. Pero, pregunto: ¿Cuál es el color de la otra sociedad, la de los Arthur Flekc, o los de Oiga Vea?
¿Es esto lo paradójico de estas películas?, si todos, los buenos, los malos, los azules, los rojos, los amarillos, los verdes, los del sí, los del no, o los del voto de conciencia y demás hacemos parte de un mismo mundo porqué se nos enseña las diferencias y no las similitudes que tenemos como comunidad, porqué se nos enseña la intolerancia, y no la tolerancia. Uno puede expresarse libremente, que es un derecho (ART 19 de la declaración de los Derechos Humanos), pero, ese derecho tiene deberes: primero no calumniar al otro y no injuriar con la opinión. Lo segundo es que la opinión tiene que basarse en hechos. Tercero, es el límite, es decir, que si la opinión es general no puede tener definiciones. Cuarto, no puede ejercer controles porque para eso están las leyes.
Ahora bien, la libre expresión, junto al poder debe tener un único control: la razón para evitar dictaduras y tiranías. Las opiniones políticas que son a las que me refiero, no pueden definir nada porque son solo opiniones, a la hora en que las encierras en tu aspecto, tienden a convertirse en dogmas. No se basa en hechos, si no, en emociones y pasiones, pero peor es cuando la opinión es en masa, no piensa correctamente, el ser humano en masa razona diferente que cuando diserta solo. Este dogma puede ser de derecha o izquierda, no importa su origen, importa su finalidad, porque muchas veces genera violencia.
Este tipo de películas proponen estos debates, ponen frente a frente a todos los sectores, los exponen en un marco público importante. En el caso del Joker lo hace desde la ficción que muestra como una opinión y un pensamiento de una persona rechazada por su condición mental se vuelve un asesino para justificar su actuar y como este mismo pensamiento lo vuelca a una turba violenta. En el caso de Oiga Vea muestra una marginalidad por el pensamiento negligente de un gobierno que da prioridad a un evento determinado por encima del bien común. Estas clases de divulgación son un camino acertado para poder intentar cambiar nuestro destino como sociedad. Lo único y espero no por la violencia de uno, sino por el diálogo de muchos.
¡SIEMPRE CINE!
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