Hacer cine en Colombia. ¿Se vive de eso? ¿Qué tan fácil es hacerlo? ¡Vamos a averiguarlo!
Un ejercicio de memoria por Julio Bedón
@Estoeselcine
Uno de los grandes obstáculos al momento de escoger una carrera universitaria enfocada en las artes es pensar si se podrá de vivir de eso en un país como Colombia, donde para muchos la cultura se resume en unos festivales pueblerinos y los músicos populares del momento. Es una decisión acompañada de las recriminaciones pasivas de los familiares, que fuerzan ese sentimiento de duda y temor frente a la elección de estudiar una carrera artística. A pesar de las dudas y los cuestionamientos, decidí que el Cine es algo a lo que me quería dedicar y por ello termine realizando mis estudios universitarios enfocados en ese arte.
Mi carrera universitaria transcurrió como muchas otras, un enorme e idílico enamoramiento en los primeros semestres que rápidamente se fue transformando en un baldado de agua fría, de realidad, a lo largo que se avanzaba en el pensum académico. Es en la carrera universitaria donde uno ya puede vislumbrar con gran fidelidad cómo será el terreno laboral una vez entregado el tan anhelado cartón. A medida que uno avanza de semestre, los proyectos crecen en complejidad, presupuesto y tiempo invertido, y uno empieza a darse cuenta que tal vez hacer cine no es tan divertido como lo pintan, o como uno se lo imaginaba, pero lo peor llega cuando uno se da cuenta que esas problemáticas para sacar adelante los proyectos en el ambiente universitario serán las mismas que se encontraran en el campo profesional.
No hay que negar que con el paso de los últimos años se han creado diferentes herramientas y figuras que permitan una mayor accesibilidad a la financiación de películas: convocatorias, estímulos, inversionistas, incentivos tributarios. Pero así como crecen las oportunidades, también crece el número de personas que ingresan al mundo laboral cada año. Así que el panorama cinematográfico en Colombia se puede resumir en tener a varias personas o grupos de personas compitiendo por obtener la financiación de sus proyectos a través de las oportunidades ya mencionadas. Pero ninguna de esas convocatorias o estímulos sirve si no se tiene un claro entendimiento de lo que significa producir una película en este país, si uno no sabe cuáles son las reglas de juego en este país para sacar adelante, ignorar los incentivos tributarios que existen para hacer cine o no educarse en todo lo correspondiente a contratos, legislaciones, permisos, derechos de imagen, etc. En las varias oportunidades en las que he compartido con jóvenes estudiantes y recién egresados de diferentes universidades, me he dado cuenta que este tema tan clave representa un vacío enorme en varias escuelas de Cine. Afortunadamente en la universidad donde estudie, el departamento de Cine contaba con un fuerte enfoque en la “producción creativa” que en cierta medida me ha permitido tener más claro y aterrizado los procesos de realización a comparación de muchos otros jóvenes cineastas. La decepción que sentía en las fechas de mi grado, sentimiento provocado por los problemas que tuvo mi carrera de Cine al momento durante los años recientes, se fue convirtiendo en alivio al darme cuenta que estudiar en dicha universidad dio sus frutos, aparte de las ventajas de conocer amigos, profesores y colegas que han sido claves para mi formación y camino profesional.
Una vez egresado de mi universidad, y plenamente consciente que sería prácticamente imposible obtener un trabajo estable y bien remunerado en el medio audiovisual con el que pudiera pagar la pequeña, pero igualmente considerable, deuda contraída con cierta infame entidad financiera, decidí ingresar a un trabajo de callcenter para poder salir de esa obligación lo más pronto posible. Durante esa época logre sacar el tiempo para participar en diferentes festivales y encuentros de cine, pero lo más importante fue el inicio de Esto es el CINE, un canal de YouTube dedica a hablar sobre el séptimo arte. Este proyecto surgió como una forma de no dejar el cine atrás, de no permitir que un trabajo de oficina, tedioso y aburrido, ahogaran mis deseos de aprender y hacer cine. El proyecto nunca nació con el deseo de servir como mi mayor fuente de ingreso, sino más bien como una oportunidad para hablar de lo que tanto me apasiona y como una carta de presentación.
Durante esa época del call center también desarrollé un guion de cortometraje y en mi travesía por buscar maneras de llevar a cabo su realización durante los últimos años me he dado cuenta que todos esos problemas que enfrentamos en la universidad para realizar nuestros proyectos académicos, principalmente la fuente de recursos financieros y en especie, serían los mismos en el “mundo real.” Lo que uno puede percibir respecto a las convocatorias de los fondos y estímulos otorgados por el Estado y diferentes entidades privadas, es que por más sólido y bien estructurado que estén el guion y las propuestas artísticas del proyecto, es difícil ganar dichas convocatorias cuando se está compitiendo contra personas con mayor experiencia, constituidas legalmente, o simplemente, con influencias. No hay que negar que existen oportunidades específicas para los nuevos talentos que no cuenta con una gran trayectoria, es a estos espacios a los que uno debe apuntarle, en donde debe enfocarse, pues permiten llenar ciertos vacíos que tal vez la escuela no haya cubierto y, sobretodo, permite crear contactos, amistades y nuevas relaciones profesionales que sirven como un impulso para la carrera profesional de uno.
Considero que la clave para no fallar en el intento de hacer cine en Colombia es no esperar a que alguna casa productora lo contrate a uno, más bien iniciar una por su propia cuenta, tampoco se debe esperar a ganar un premio de una convocatoria para hacer un cortometraje, mejor sería crear un proyecto viable, sencillo y que pueda salir adelante sin mucha dificultad o recursos económicos, es importante participar en los diferentes espacios que los festivales y mercados otorgan, ya que así uno conoce y se da a conocer. Pero lo más importante es armarse su parche, su grupo de amigos que se encuentren al mismo nivel que uno y juntos sacar adelante al menos un proyecto audiovisual, por uno se empieza. El compromiso y la constancia de ese parche es lo que a largo plazo logrará abrir el camino para que uno pueda hacer cine en Colombia.
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