PRENSA - MEDIOS COLUMNA DE OPINIÓN - CUBRIMIENTO DE PRENSA BOGOSHORTS EDICIÓN 21 2023.


POSTER: BOGOSHORTS

MIRADAS REALES, E IMAGINARIOS DEL CUERPO Y LAS HISTORIAS.


Por ANDRÉS TOUS MANRIQUE.

 

En esta edición del Bogoshorts 2023 que en su enunciación de los temas de curaduría y programación es: “Todos los cuerpos, todas las historias”, me puse en la tarea de pensar y reflexionar, en todo lo que conlleva al concepto mismo de esta frase, los cuerpos como ¿objeto?, ¿instrumento? Y claro ahí vienen las historias, estos mismos relatos que componen los cuerpos, tienen todo, tanto de largo como de ancho, en la estructura del cómo y del porqué. 

Y entra la primera serie de preguntas, ¿cómo nos vemos?, ¿cómo nos ven?, ¿cómo vemos a las personas?  

El festival lo que hace, (a mi modo de ver), es abrir un camino para la reflexión donde, los cuerpos y las historias, se complementan para poder aceptar TODOS los cuerpos, las historias, las miradas, los conceptos y TODO lo que se pueda anunciar desde el cine o el audiovisual.  Abstracto o no, sí hace que los directores y directoras quien crean desde sus búsquedas, logren ver y analizar estos posibles imaginarios a partir de una idea.

Empecemos con la charla “No olvidar: La representación de la desaparición en el cine colombiano”. Moderada por Valentina Giraldo, en donde se abordaron temas como: diálogos, las tensiones, las raíces y los territorios que engendran las películas. Aquí hubo pensamientos y tesis acerca del cuerpo como objeto y causa de la violencia, los espacios como entornos de desaparición, pero también de búsquedas. Nuevamente me surge la idea y ponerla como pregunta: ¿Dónde está los límites de la instrumentalización del cuerpo como figura o excusa para crear? No como censura, no como una sistematización del contenido, la pregunta la hago como hipótesis para el diálogo, para ponernos a pensar en el cómo y desde donde están planteándose estos contextos de creación en donde el cuerpo y su forma son representación de perdida, duelo, muerte y ausencia. Esto a su vez, crea un vínculo con quien ve estas películas

ya sean de ficción, documental o de otro cualquier género que tengan estas dinámicas como temas de creación.

En el panel acerca de esta pregunta, la respuesta en algún punto fue que no hay límites para crear bajo estos conceptos, pero sí, (complementando con otra pregunta de un asistente del público), hay que tener respeto, responsabilidad y bajo qué preceptos e intención se crean este tipo de historias. En resumen, esta charla fue muy acertada y conveniente dentro de los diferentes escenarios para el pensamiento crítico.

Siento que en Bogoshorts hay una introspección constante para preguntarse una serie de interrogantes acerca de los modelos de creación, así como los modelos de producción en el formato del cortometraje. Pero en esta edición creo que hubo un fuerte pensamiento en torno al conversar las películas, dialogarlas, indagar y abordar desde la apreciación y ponernos a cuestionar muchas líneas, (cuestionar, no como sinónimo de lo negativo). Esto es positivo porque las películas no solo se hacen, también se analizan desde lo oral, en ese sentido, la oralidad se vuelve un conducto más del pensamiento, donde caben otras preocupaciones de lo que se ve. Hablar de las películas recrea una re-lectura, podemos encontrar diferentes matices que en ocasiones no vemos en la primera visualización.  Y siguiendo con la idea del cuerpo en toda su extensión, los ojos para ver, la boca para hablar y las manos para escribir, en mi caso es de suma importancia para la relación que tengo con el cine.  Valentina Giraldo en muchas ocasiones acotó e hizo referencia acerca del cuerpo como la primera cámara que tenemos para ver y explorar, y como esto sirve para acercarnos a muchas ideas desde lo racional hasta lo sensorial, seguro estoy parafraseando su idea. No obstante, observé que en esta construcción del concepto del cuerpo como cámara hay una transversalidad hacia “El hombre de la cámara” de Dziga Vértov, en donde se enfatiza una experimentación en la comunicación cinemática y se destacan los puntos de inflexión de la existencia humana.

El cine explora imaginarios utópicos, distópicos, reales o de otras índoles con unas estéticas que invitan a la búsqueda del ser y la belleza que lleva consigo unas definiciones que obedecen a movimientos y vertientes según las épocas. En esos recorridos la vida humana y para ser específicos el cuerpo como objeto y objetivo se vuelve el centro del universo en ese clímax cinematográfico.

Menciono al cine como un cuerpo independiente, (pido excusas) y no como lenguaje, qué lo es. Pero la referencia en sí, remarca una tesis propia que, al ser un lenguaje, este está compuesto por varios elementos técnicos y creativos que lo convierte en una película, que en ese sentido metafórico es un “cuerpo” con unas terminaciones dentro del mismo lenguaje.

La historia es la idea que construye el cuerpo, en nuestra filmografía nacional, se quiera o no, se van forjando por lo que nos sucede como sociedad. En Colombia la idea de los cuerpos, han sido tercerizadas, (entiéndase el termino), llevada a los entornos de guerra, desaparición y una vez más, muerte, duelo, violencia y lugares permeados por todo el dolor de nuestros compatriotas. Esto, se ve reflejado en la manera de contar lo propio, es catarsis pura en donde la imagen es fundamental en ese narrativo imaginario.

Ahora bien, es la manera de que quien crea, en esta edición vi cortometrajes como El olvido, de Robert Brand Ordóñez. Habla desde lo propio, pero no sentí la película desde el dolor, lo vi desde el amor, el cuidado y la protección de un cuerpo abatido, y explorando a la masculinidad como eje en los adjetivos mencionados. Es una historia que habla de igual forma desde el territorio y la identidad, además, es la búsqueda personal de este director y como él lo menciona: “Soy hijo del rio putumayo, pero soy nieto del rio cauca, porque mi papá es de Puerto Tejada, y soy nieto del rio patía, porque mi mamá es de la zona del bajo patía nariñense”.  Hace referencia a lo racial como un concepto geográfico, él lo llama una “racialización geográfica”. Es pensar en los lugares autónomos donde se radican estas historias y como si los cuerpos pertenecieran a cierta geografía de violencia. En todo caso este cortometraje es una poesía de la imagen, logró registrar la esencia climática y la belleza natural de esas montañas en Nariño. Estéticamente hablo de una belleza contemporánea donde los nuevos directores y directoras están hablando desde ciertos espacios y geografías propias donde son ellos mismos.

Otro cortometraje que trató la muerte y la perdida fue Sombras nada más, de Kathy Mitrani.  Una historia con un tratamiento delicado de la imagen, el equilibrio con la música es poético, las texturas, la composición visual recrea y representa el estado anímico de la protagonista, (Marisol). Mitrani lleva al espectador a un viaje sinfónico entre lo que se ve y lo que se escucha, muy sensorial a mi manera. Y así nos encontramos nuevamente con las exploraciones corpóreas. Asombra que cada vez más son los jóvenes quienes abordan estos temas, además desde lo natural y orgánico, una forma de depurar el alma desde el Cine.

Bogotá Story, de Esteban Pedráza es un cortometraje que impresiona por el momento histórico que habla de esta ciudad en los noventa, lo representa desde el punto de vista de una pareja joven llena de conflictos, pero también de búsquedas personales.  En la nota que se le hizo al director para este medio (Cinematografiando), comentó, que la película es una manera de recordar y buscar en su pasado, es reencontrarse con su propia memoria. Es interesante porque solo vivió un pequeño periodo de tiempo de su niñez en Bogotá, pienso que él observa un tiempo preciso, a una sociedad que en ese momento se encontraba sumergida en una violencia por parte del narcotráfico y mafias colombianas. Es un reflejo de lo que se vivió, los personajes sienten la tensión peramente, la misma que se sentía en ese momento, es un logro de Esteban Pedraza poder darle esa realidad a la historia, desde unos hechos verídicos y transitarlos mediante la intimidad propia de reencontrarse con el pasado, volver a esa memoria, no solo en lo personal, también con esa Bogotá que muchos vivieron y recuerdan. 

El arte y los decorados  son fieles a esa época, la cámara siempre observando aquel tiempo, la historia fue un marco para volver allá. Insisto con esto, el tiempo, el pasado, la memoria fue central, muy nostálgico. Para mí como espectador fue personal, vi una línea tiempo en un espacio de mi vida, que, así como Eteban viví mas grande. Es maravilloso que una película logre conectar de esa manera. Sin lugar a dudas uno de los cortometrajes que más llegaron a mi alma. Cinefilia pura.

Hubo un cortometraje documental titulado Alpha kings de los directores Enrique Pedráza Botero y Faye Tsakas. Observan la pluralidad del cuerpo, con particularidad de esa extensión, haciendo referencias a las nuevas maneras que las generaciones actuales y más jóvenes se ganan la vida, es decir, hay un tema que aborda lo económico, pero también sociológico, cómo se relacionan,

cuáles son sus expectativa y demás preguntas, que los mismos protagonistas se hacen frente a cámara. Me pareció que los directores tuvieron la inteligencia y la coherencia de poner la cámara distante, observacional, que no interviene e invade. Siempre en un punto imparcial, mantiene esa estética todo el tiempo, es dejar que estos personajes hablen desde sus intenciones y así se muestran, hay un fuera de campo muy bien manejado con los clientes que escuchamos, pero no vemos, hay un tratamiento de la sonoridad de la película con este hecho, porque se acompaña como espectadores desde lo auditivo y da la referencia de estas otras personas que no están. El espacio también importa, fue a las afueras de Texas, un Estado muy conservador y republicano, donde hay una hegemonía blanca y de jerarquía que, para este contexto, estas prácticas no son bien recibidas. Mientras hablo con el director, pienso en ¿cómo sería mostrar este documental a un grupo determinado de personas mayores en dicho lugar? Y sí, en ese sentido el director dice que están intentando exhibirlo donde se rodó, pero no ha sido posible. No generalizo, pero hay una resistencia generacional aún de hablar de estos temas abiertamente.

The Island del director Santiago Arbeláez Osorio, es otro de los documentales que llamaron mi atención, por su montaje y las metáforas que se exponen, es ontológico si se quiere.  Primero el significado de la isla como libertad y encierro a la vez, una especie de cárcel, todo un tema desde la idea misma del cuerpo que se desplaza en busca de un lugar ideal, pero que también representa la dualidad de la gran ciudad y la pequeña isla. El diseño sonoro envuelve y te lleva a diferentes momentos. Tiene influencias del videoclip donde se experimenta con el montaje y sus visuales. La historia detrás de este proyecto me atrapó, un grupo de amigos que se unen para hacer arte y cine, es un homenaje a un amigo que ya no está, aquí hago un breve paréntesis, de nuevo el tema recurrente de la perdida en los muchachos. Qué ¡vaina nojoda!  es ir caminando de lado con la muerte cuando no toca, me refiero a un accidente, una situación fortuita, muchos lo llamaran así es la vida, a lo que me refiero es qué siempre está latente la sensación de pérdida y ausencia en las últimas generaciones de jóvenes y en eso hay reflexión. Pero también esa perdida y ausencia está  metida en las venas de Colombia hace décadas, que  es martirizada y violentada, no se deja vivir, ya sea porque te obligan, porque naces en un territorio violento y es lo único que te rodea.  The Island es eso, desde su génesis hace un recordatorio, un no olvidar a los nuestros, así, como lo hicieron los otros directores y directoras mencionados en esta columna de opinión. 

Acá vi la ciudad y a la isla como otros dos grandes cuerpos, (metafóricamente hablando). Donde la cotidianidad y el día a día forman parte de la narrativa urbana e isleña de quienes habitan estas geografías.  La película es un hibrido entre un documental, un videoclip y formato experimental. Hubo asistente del público que le manifestó al director que no entendió la trama de su historia, ni lo que quería decir, a lo cual Santiago respondió: Es mejor sentir a veces y no pensar. Y me puso a pensar, (me rio amigablemente), a enfatizar rápidamente en esta frase, porqué también lo dijo C. Nolan, “el cine es mejor sentirlo”, haciendo referencia acerca de sus cintas. Sí, el cine muchas veces es mejor sentirlo con la emotividad, la sensación y todo lo que produce el séptimo arte en conjunto. Pero, de igual manera se racionaliza en su conjunto, con el conocimiento de su lenguaje para poder apreciarlo de una forma precisa. Con la crítica y la apreciación también se vive la cinematografía, lo hicieron y lo hacen muchos escritores. Solo por mencionar algunos: por André Bazin, Jacques Doniol-Valcroze y Joseph-Marie Lo Duca, Antoine de Baecke, Serge Daney, Luigi Chiarini, Steve Della Casa, Davide Abbatescianni; los nuestros: Andrés Caicedo, Pedro Adrián Zuluaga, Sandro Romero Rey, Manuel Kalmanovitz, Oswaldo Osorio, Samuel Castro, Augusto Bernal Jiménez, Yamid Galindo Cardona, entre otros.

Así, en el cortometraje existe otra forma de hacer cine, y no por su formato implica menos rigurosidad, al contrario, se tiene te que tener la misma entrega como en el largometraje. El formato corto es otro cuerpo, donde el director o la directora tiene la oportunidad de crear una obra de arte, en este cuerpo que se va moldeando, hay diferentes piezas que va armando como un engranaje de una cadena de producción, y sí que lo es, porque de ahí salen historias y dinámicas a veces abstractas, otras lineales, otras reales, otras donde nos transportan a un mundo imaginario creíble donde se reflexiona mucho en el tiempo, el espacio, los personajes que somos todos, y que nos vemos en la pantalla representados o no, lo  que se logra es contar nuestras historias, no me refiero a una geografía específica, si no a la humanidad.  En ese sentido, vi esta historia de los directores Andrés Restrepo Gómez y Lautaro Bakir. Es sencillamente espectacular, su arte, su fotografía, su ritmo, su guión, todo en su estructura, es una obra de arte. reflexiona acerca de los diferentes escenarios y representaciones de los seres humanos. Es una comedia, pero también vi un “ensayo” donde me hago estas preguntas:

¿cuál es el papel que debe/tiene que cumplir el rol de los novios? Y en esa sincronía, ¿cuál es esa figura de habitar la historia del otro?, ¿somos los protagonistas o los personajes secundarios de lo que experimentamos en pareja?, o ¿cumplimos una función de dualidad frente a las historias de terceros? Se puede pensar mucho en esto, se podrá decir a partir de esta reflexión o teoría que no se aborda de manera tal estas profundas preguntas filosóficas en un cortometraje. Pero sí, en la nota que se le hizo a Andrés Restrepo, él manifiesta que hay una reflexión en los modelos de representación que cumplimos en la sociedad. Lo que parece acertado y se lo manifesté en la nota fue que la comedia le da un aire en el que se pueda “digerir” el planteamiento, lo logra.

Hubieron notas de prensa que lograron vislumbrar lo que significa Bogoshorts en su edición 21 para directores y distintas personas activas en el cine nacional como fueron: Jorge Navas y Sergio Romero Rey. Me concentro un poco en estas dos por lo que significó el homenaje al gran fotógrafo colombiano y foto fija Eduardo “la Rata” Carvajal. Un homenaje que fue emotivo por el acercamiento que se le hizo a su obra, las menciones y anécdotas tan diversas y maravillosas en el campo laboral, ese campo que muchas veces no se menciona o se referencia.  trabajos donde registró su arte como fotógrafo y que habla de distintas películas como: Agarrando pueblo, Aquel 19, Cali de película, En busca de María entre otros. En el encuentro a manera de conversatorio titulado Encuentro con Eduardo “La Rata” Carvajal, moderado por Sandro Romero Rey y Juan Cristóbal Cobo, (director de fotografía y Foto fija) pudimos apreciar su vida, sus técnicas y la manera que aborda la fotografía. Fue revelador y alucinante poder ver tanta magia en este oficio del Foto Fija que es olvidada o no importante, cuando son ellos o ellas quienes llevan de manera intima los rodajes del oficio del cine, son los que están detrás de los que están detrás, ahí se registran también diferentes sentires y confidencias, el en trabajo de Eduardo vi poesía hecha imagen, vi el trabajo arduo dentro del set. Vi otras historias a través de su lente. Un genio del arte fotográfico en Colombia.

En esta edición también se le hizo una retrospectiva a la productora argentina Un Puma  creada y fundada en el 2015 por Victoria Marotta y Gerónimo Quevedo. En estas sesiones y franjas se pudo apreciar películas como: Dear Renzo, (2016, de los directores Francisco Lezama, Agostina Gálvez); Electric Swam, (2019, de la directora Konstantina Kotzamani); Parsi, (2019, del director Eduardo Williams); Siete años en mayo, (2019, del director Affonso Uchoa), entre otros.

Acá me quedo un poco apreciando este medio metraje de 40 minutos, Siete años en mayo, representa de manera metafórica lo que es Latinoamérica como una gran “sociedad”, lo que significa la represión policial y todo lo que ello implica. En esta ficción documentalizada se piensa en ese tránsito de la persona desde su libertad, hasta su encarcelamiento y nuevamente su libertad, pero vemos también, la narración de los abusos de estos cuerpos que transitan y recorren estas geografías marcadas por la desigualdad social que existen en las periferias de las grandes ciudades de nuestro Continente. Esto, el director lo crea y lo manifiesta en una escena hermosa donde Rafael narra su experiencia. Lo que gusta, es la estética del encuadre, como logra captar la atención entre la historia, el plano medio del personaje, (acá otra vez el cuerpo desde su posición logra contar una historia), la luz de la fogata y el fondo, todo eso compone un deleite visual que acompaña el tiempo cinematográfico.

En resumen, Bogoshorts edición 21, logró mostrar la pluralidad de muchos cuerpos y muchas historias, de bellas y diferentes miradas.  logró llevar a otro nivel al cortometraje, por medio de su curaduría y programación.

Fue una gran experiencia y logro para Cinematografiando poder cubrir este maravilloso y sentido festival.

Agradecimientos a todo el equipo organizador y su equipo de voluntarios.

Agradecimientos especiales a Jaime Manrique, Andrés Suárez, Valentina Giraldo, Eliana Osorio, Jorge Navas, Sandro Romero Rey, Victoria Marotta.

SIEMPRE CINE.

 

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