CUBRIMIENTO FICCI 64. 2025
Por: Andrés Tous.
LINK NOTAS Y ENTREVISTAS.
PLURICULTURALIDAD, DIVERSIDAD, CAMBIOS Y BUEN CINE: FICCI 64.
El cine es un arte dinámico, que nunca deja de transformarse y de reflejar los cambios sociales, culturales y tecnológicos de la humanidad. En este contexto, el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) se ha mantenido firme a lo largo de los años, siendo una plataforma que no solo celebra la magia del séptimo arte, sino que se adapta constantemente a los nuevos tiempos, impulsando tanto la innovación como los talentos emergentes.
Hernán Guillermo Piñeres, presidente de la Junta Directiva del FICCI, ha destacado que cada edición del festival busca estar a la vanguardia, ofreciendo a los asistentes lo mejor del cine mundial mientras potencia la industria cinematográfica en la región. Este compromiso con la evolución se refleja en la constante renovación de su propuesta, lo cual ha convertido al FICCI en uno de los eventos más esperados y trascendentales en el calendario cultural de Colombia y América Latina.
Pero el festival no solo es una celebración de las grandes producciones internacionales, sino también un espacio inclusivo que conecta a las audiencias con las historias locales, las narrativas diversas y los talentos nacionales. Margarita Díaz, directora del FICCI, señaló que este año el festival vuelve a sus raíces cartageneras, con una programación de más de 200 películas que incluyen propuestas tanto de cine independiente como de autor, así como una fuerte apuesta por acercar la experiencia cinematográfica a todos los habitantes de la ciudad. La idea es integrar el cine a la vida cotidiana del cartagenero, sin barreras, convirtiendo al festival en un espacio de encuentro y reflexión colectiva.
Este año, el festival comenzó con una película que refleja la importancia de contar historias auténticas y locales: Alma del Desierto, dirigida por Mónica Taboada y Carlos Rosero. Este emotivo filme narra la vida de Georgina, una mujer transgénero que, al final de su vida, decide luchar por la reivindicación de su identidad y el reconocimiento como mujer. A través de un viaje por el desierto, la película explora las cicatrices de la vida, tanto físicas como emocionales, y se convierte en un testimonio de resistencia y lucha personal. Esta elección no solo pone de manifiesto el talento de los cineastas cartageneros, sino que también resalta el compromiso del FICCI con las narrativas que surgen de la realidad social y política del país.
El FICCI, en su 64ª edición, refuerza su relación con la ciudad y la comunidad, consolidando iniciativas como Cine en los Barrios, un programa que lleva el cine a las plazas y espacios más periféricos de Cartagena, asegurando que la magia del cine llegue a todos los rincones. Además, se han creado nuevos espacios como el Cine Colombia Caribe Plaza, facilitando el acceso al festival y ampliando la oferta cultural.
Así, el FICCI no solo se posiciona como un escaparate de cine internacional, sino como un verdadero motor cultural que conecta la ciudad, su gente y el mundo del cine. En su 64ª edición, Cartagena no solo es testigo de la proyección de historias, sino que es también un escenario de integración, diversidad y reflexión colectiva, elementos esenciales para entender el cine como un arte en constante diálogo con la realidad.
Por otro lado, la isla de Tierra Bomba se convirtió en otro punto de encuentro para el cine, al proyectarse La invención de las especies, un filme que evocó intensas emociones entre los asistentes, quienes vivieron una noche marcada por la reflexión y la conexión con el entorno natural y humano de la región.
En el ámbito académico y profesional, el FICCI abrió espacios para explorar temas de gran relevancia en la industria. La conversación Luz, tiempo y espacio reunió a expertos de la Asociación de Directores de Fotografía Cinematográfica de Colombia (ADFC), quienes discutieron la creación visual de la serie Cien años de soledad, explorando las complejidades del proceso de preproducción y la importancia de la corrección de color en la creación de un lenguaje visual único. Este tipo de paneles, que profundizan en el aspecto técnico del cine, dan cuenta del compromiso del festival por no solo mostrar lo mejor de la producción cinematográfica, sino también de generar una reflexión crítica sobre los procesos creativos detrás de cada obra.
El FICCI también rindió homenaje a figuras clave del cine, como Raoul Peck, quien ofreció una masterclass sobre los desafíos de hacer cine en contextos políticos complejos. El impacto de sus películas y su capacidad para utilizar la imagen como herramienta de cambio fue un tema central en su intervención, reflejando el poder del cine como un motor para la reflexión social y política.
En cuanto al cine colombiano, el festival ofreció una ventana para conocer las primeras obras de cineastas destacados como Dominga Sotomayor, Franco Lolli y Kiro Russo, quienes compartieron las experiencias y los retos de sus óperas primas. Además, Clásicos ópera prima se presentó como un espacio para entender cómo esas primeras películas no solo marcaron el inicio de sus carreras, sino que también influyeron en la evolución del cine contemporáneo.
Una de las conversaciones más esperadas fue la dedicada a Elpidio Valdés, el icónico personaje de la animación latinoamericana, cuyo legado fue explorado en un conversatorio que celebró la vida y obra de su creador, Juan Padrón. En el mismo contexto, se proyectaron cortometrajes restaurados en colaboración con el ICAIC y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, una muestra más del esfuerzo por preservar y divulgar el patrimonio audiovisual latinoamericano.
El festival no solo se limitó al cine, sino que también ofreció una mirada profunda a la relación entre el arte visual y la cultura, con una exposición de Santiago Guevara, el ilustrador detrás de la imagen oficial del FICCI 64. La muestra invitó a los asistentes a cuestionar los límites entre la ilustración y el dibujo, proponiendo un espacio para la reflexión sobre el arte como forma de comunicación y transformación social.
Para cerrar la jornada, el festival celebró la carrera de Margarita Rosa de Francisco, una de las grandes figuras del cine y la televisión colombiana, quien recibió el premio Víctor Nieto a Toda una Vida en reconocimiento a su legado artístico.
Así recorrimos La jornada de ayer del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) estuvo marcada por una serie de eventos, masterclasses y conversatorios que enriquecieron el panorama cinematográfico y audiovisual de los asistentes. Expertos y creadores compartieron sus conocimientos y experiencias en diversas áreas de la industria, desde la dirección de arte y fotografía hasta la democratización del cine y el impacto de las plataformas de streaming en la creación de contenidos audiovisuales.
Uno de los eventos más destacados fue la masterclass impartida por Carlos F. León, Director de Arte en Pixar Animation Studios, quien, en colaboración con la Comisión Fílmica de Bogotá del Idartes, abordó la importancia del diseño de luz y color en el cine de animación. León profundizó en la relación entre los colores y su aplicación narrativa en películas animadas, subrayando la importancia de las emociones como guía en la selección de paletas cromáticas.
Otro espacio relevante fue la mesa redonda “Derecho a ver: La experiencia colectiva del cine como acto democrático”, en la que Benoit Thimister y Dominga Sotomayor reflexionaron sobre la programación como un acto político y las estrategias para democratizar el acceso al cine en distintos contextos socioculturales. Asimismo, Daniel Burman exploró los retos de la producción cinematográfica en la era del streaming, destacando la transformación del cine latinoamericano y su papel en las plataformas digitales.
La cinematografía destacó en la jornada con la masterclass de David Gallego, quien compartió su experiencia como director de fotografía en "Rebel Ridge". Organizado por la ADFC, este espacio brindó a los asistentes la oportunidad de conocer de cerca las decisiones creativas y el uso de la luz en la construcción visual de las películas.
El debate sobre la memoria y la resistencia en el cine se hizo presente en eventos como “Las imágenes perdidas”, donde se discutió el poder del archivo cinematográfico.
A su vez, durante el evento “Encrucijadas coloniales en el cine experimental y la impureza del documental lanzamiento Conversaciones Expandidas Vol.1” se generó un diálogo acerca de las conexiones entre cine, lenguaje y pensamiento crítico en el marco de las encrucijadas coloniales. A partir del trabajo de La Vulcanizadora, se analizó cómo el cine influyó en distintos libros. Además, se presentó el libro “Conversaciones expandidas Vol. 1”, que reúne textos de colectivos y autores como Los Ingrávidos (México), LEC Laboratorio Experimental de Cine (México), Almudena Escobar (España) y Pedro Adrián Zuluaga (Colombia), entre otros.
El día cuarto, Comenzó con la intervención de Angélica Lares, directora del Taller del Chucho, quien en su masterclass “La increíble hazaña de financiar y producir una película de animación” compartió con entusiasmo la complejidad de producir cine de animación en América Latina. Relató los desafíos y las estrategias necesarias para financiar y materializar este tipo de proyectos en la región.
El seminario “Sinfonía de un día” ofreció una pausa en un mundo saturado de imágenes fugaces, creando un espacio donde las visualidades encontraron un propósito conjunto. Fue una oportunidad única para conectar con los archivos personales de quienes, cámara en mano, registraron las pulsaciones del país.
En el evento “Panel de escuelas: ¿Cómo estamos enseñando el cine?”, se abordaron cuestiones fundamentales sobre la enseñanza del cine. Los participantes discutieron sobre las nuevas formas de enseñar, aprender y desaprender en la formación audiovisual, reflexionando sobre las implicaciones de estos cambios en la educación.
La inteligencia artificial también tuvo su espacio en el panel “Inteligencias artificiales, naturales y otras: Los retos de la educación para las industrias creativas”, en el que académicos y creadores de la red RADAR dialogaron sobre la intersección entre la inteligencia artificial, el pensamiento humano y las nuevas metodologías de aprendizaje, adaptándose a un entorno digital en constante cambio.
Un momento de gran emoción ocurrió cuando el equipo responsable del universo sonoro de “Cien años de soledad” compartió el proceso creativo detrás del diseño sonoro de la famosa obra. La charla resultó tan fascinante como íntima, acercando al público al realismo mágico de Macondo.
En otra sala, se presentó el libro “Agencia femenina en películas realizadas por mujeres latinoamericanas”, que desde una perspectiva feminista, exploró cómo el creciente número de directoras en la región ha generado nuevos paradigmas sobre la agencia femenina en el cine.
Simultáneamente, EFD Studios propició una discusión sobre la sostenibilidad en el audiovisual más allá del rodaje con el panel “La sostenibilidad en el audiovisual más allá del rodaje. Un camino necesario”. Expertos en la industria compartieron su visión sobre los retos y posibles soluciones para hacer la cadena de valor audiovisual más sostenible, desde la preproducción hasta la distribución.
En el conversatorio “Los límites de la mirada: Pensar la autoría”, se generó un espacio de reflexión sobre la perspectiva cinematográfica. Autores y autoras discutieron cómo las decisiones estéticas dentro del encuadre son también una declaración de intenciones y sentido.
Por otro lado, el evento “Narrativas móviles: Cine en la era digital” exploró cómo la llegada de los teléfonos móviles ha transformado la producción y distribución audiovisual, permitiendo a más personas contar sus historias y alcanzar audiencias globales. En este panel se discutieron las diferencias entre el cine tradicional y los formatos digitales, y el impacto que estas nuevas herramientas tienen en la creación de contenidos.
Uno de los momentos más esperados fue la charla de Manolo Cardona, quien recibió cálidos aplausos y afecto tras ser reconocido con el Premio a la Trayectoria Internacional en la 41ª edición de los Premios India Catalina. Su carrera, marcada por el talento y la perseverancia, fue celebrada por su legado en la industria.
La biodiversidad, la filosofía y el cine se encontraron en “Transecología de las imágenes: Brigitte Baptiste en conversación con Laura Dávila”, un espacio que invitó a los asistentes a reflexionar sobre el papel de los productos audiovisuales en la comprensión de diversas visiones de la ecología.
Mientras tanto, el conversatorio “El Director Audiovisual: Líder Creativo y Estratega en la Industria” permitió conocer la perspectiva de Harold Trompetero, director, guionista y productor colombiano, quien destacó el papel fundamental del director como motor creativo dentro de una producción.
En el marco de Cine en los Barrios, se proyectó la película “Olivia y las nubes” en el barrio Nuevo Paraíso, demostrando que el cine tiene el poder de reunir a las personas y fortalecer el sentido de comunidad.
El evento culminó con la presentación del Cuaderno de Cine Colombiano No. 34, que se dedicó a explorar el rol de la dirección de actores en el cine nacional. En este conversatorio se reflexionó sobre la relación entre directores y actores, y los desafíos que enfrentan al construir personajes y emociones en la pantalla.
A lo largo de este recorrido, el cine fue, una vez más, el centro de un diálogo vivo y colectivo. Las ideas se cruzaron dentro y fuera de la pantalla, ofreciendo un espacio para compartir y reflexionar. En el FICCI, cada jornada representó una oportunidad para cuestionar, imaginar y trazar nuevas rutas hacia el futuro del audiovisual.
TRIBUTO A PABLO LARRAÍN
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El día quinto se consolidó como un punto de encuentro vibrante entre la memoria histórica y la creación colectiva, donde se exploró el cine como un vehículo de diálogo, identidad y proyección futura. La jornada estuvo marcada por una serie de eventos que invitaban a repensar el poder transformador del audiovisual en la construcción de la memoria y la cultura.
El día comenzó con el conversatorio titulado “Memoria y retorno del patrimonio audiovisual a los pueblos indígenas”, un espacio que permitió reflexionar sobre cómo las imágenes y los sonidos capturados en territorios indígenas pueden y deben ser devueltos a sus comunidades originarias, reabriendo debates sobre la apropiación y restitución de estos materiales en un contexto contemporáneo.
A continuación, la presentación “Muestra audiovisual y conversatorio: Encuadrando el cine femenino” ofreció una mirada profunda sobre la relación de las comunidades del Caribe colombiano con su territorio y el mar. Los cortometrajes presentados por Encuadradas destacaron la riqueza cultural y la diversidad étnica de la región, celebrando las historias de mujeres cuyas voces y miradas enriquecen el panorama audiovisual de la región.
El seminario “Cine club itinerante: Formación de públicos y resistencia cultural Universidad Central” ofreció una reflexión importante sobre el rol de los cineclubes como espacios de formación y resistencia cultural. A través de un cortometraje y un animado conversatorio, los asistentes discutieron cómo el cine puede ser utilizado como una herramienta pedagógica y de cambio social.
Uno de los momentos más esperados de la jornada fue la masterclass dedicada a Pablo Larraín, cineasta chileno que, con su estilo único, ha sabido explorar la historia y la política en el cine. Larraín compartió los secretos de su proceso creativo, revelando cómo aborda la construcción de personajes y la representación de figuras históricas desde una perspectiva innovadora, dejando una huella distintiva tanto en el cine latinoamericano como internacional.
La “Muestra de cortometrajes Videosferas. Universidad de Magdalena”, por su parte, presentó una selección destacada de los trabajos de los estudiantes del programa de Cine y Audiovisuales de esta institución. Estos proyectos, que incluyen trabajos de tesis y proyectos de apropiación social, ofrecieron una mirada fresca y desafiante sobre el panorama audiovisual colombiano.
En el panel “La vegetación de la siesta: Panel sobre las infancias”, cineastas, académicos y críticos debatieron sobre cómo el cine ha narrado la infancia. A través de los cortometrajes seleccionados, se exploró el poder de las imágenes para moldear los imaginarios sociales y la importancia de contar historias auténticas, sin caer en estereotipos, que hablen desde y para los niños.
La tarde también estuvo marcada por el evento “El legado de los sonidos y ritmos congoleses en Colombia”, donde la percusión del ensamble de UNIBAC encendió el ánimo del público y recordó la influencia viva de la herencia africana en el Caribe colombiano. A través de un posterior conversatorio, se discutió la evolución de estos sonidos, manteniendo su esencia, y su impacto en la música y la cultura contemporánea.
En el panel “Narrativas pertinentes de y para los jóvenes en Latinoamérica”, la juventud fue la protagonista. Panelistas académicos y del ámbito audiovisual compartieron sus perspectivas sobre los retos que enfrentan los jóvenes para crear y difundir sus propias historias, resaltando la necesidad de espacios que promuevan relatos auténticos y representativos.
Para cerrar la jornada, el evento “Pensar Cartagena: imágenes de archivo del mercado público” ofreció una reflexión sobre la transformación urbana de la ciudad, utilizando el archivo como una herramienta para comprender la memoria colectiva. Durante el conversatorio, se destacó el valor del archivo como testimonio histórico y su poder para preservar lo que ya no existe, pero que sigue siendo parte de nuestra identidad.
A través de estos encuentros, diversos pero igualmente esenciales, quedó claro que el cine, la música y la palabra siguen siendo instrumentos fundamentales para pensar nuestra sociedad. En el marco del FICCI 64, cada actividad planteó preguntas necesarias, abriendo nuevas posibilidades para la representación, la memoria y la creación colectiva.
finalmente durante los siete días previos, Cartagena no solo fue escenario de cine, sino que se convirtió en su protagonista. Con teatros, plazas, centros comerciales, universidades y barrios latiendo al compás de más de 190 películas, el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) concluyó su edición número 64 enviando un mensaje claro: el cine tiene el poder de transformar, conectar y pertenece a todos.
En la ceremonia de clausura, Margarita Díaz, Directora del Festival, expresó su gratitud a los más de 60 mil asistentes que hicieron de este evento una auténtica fiesta cultural.
“Esta vez, más que nunca, sentimos que la ciudad se adueñó del FICCI, lo hizo suyo, lo vivió en sus barrios, en cada proyección al aire libre, en cada conversación entre amigos después de la función”, comentó Margarita Díaz, destacando el alcance del festival más allá del Centro Histórico.
La programación del FICCI 64 incluyó más de 190 películas de 57 países, proyectadas en 12 salas oficiales y 10 escenarios alternativos. Pero el cine no se limitó solo al centro de la ciudad: la iniciativa Cine en los Barrios llevó historias a 32 comunidades, una isla y cuatro corregimientos de Cartagena y Bolívar, alcanzando a más de 6 mil personas con funciones gratuitas, celebrando así la diversidad de públicos y territorios.
El fortalecimiento de la industria cinematográfica fue un objetivo claro: Industria FICCI ofreció 76 espacios de encuentro, facilitando más de 700 citas entre 91 representantes del ecosistema audiovisual nacional e internacional. Proyectos como NIDO, Ópera Prima Lab y La Residencia FICCI, con el apoyo de Ibermedia, contribuyeron a consolidar un espacio de formación y oportunidades para las nuevas generaciones de cineastas.
Por su parte, la Academia FICCI se convirtió en un punto de encuentro para reflexionar sobre el mundo a través del cine, con más de 40 actividades y el estreno del Laboratorio de Imágenes, que reunió a más de 150 expertos en torno a la creación, reflexión y preservación audiovisual.
La noche también estuvo marcada por la celebración de los Premios India Catalina en su edición 41, donde se entregaron 60 galardones durante una ceremonia multitudinaria en la Plaza de la Aduana, transmitida en vivo por 11 canales.
En un emotivo momento, Margarita Díaz rindió homenaje a Lina Rodríguez, quien lideró el FICCI durante 16 años y dejó un legado de visión y compromiso con el cine como herramienta de transformación social.
Al cerrar el festival, Díaz dejó claro que el final de esta edición no es un cierre, sino un nuevo inicio: “Hoy, más que nunca, creemos en lo que somos. El FICCI es Cartagena y Cartagena es cine. Gracias por caminar con nosotros, por creer en este sueño que no termina esta noche, sino que apenas comienza a transformarse en la edición 65 del FICCI. Los esperamos con los brazos abiertos. ¡Hasta pronto, que viva el cine y que viva Cartagena!”
MENCIÓN ESPECIAL PARA ANSGAR VOGT POR SU DIRECCIÓN ARTÍSTICA Y SU MARAVILLOSA VISIÓN Y FILOSOFÍA PARA ESTE FESTIVAL.
VIVA EL FICCI!
SIEMPRE CINE!
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DIANA CONTENTO MORALES - ANDRÉS TOUS
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